lamono #103 SILENCE

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¿Cómo ha ido el Wheels & Waves este año? El Festival Wheels and Waves ha crecido mucho, lo que es muy positivo para la escena custom internacional. Hay un gran potencial y tengo mucha curiosidad de ver cómo se desarrolla en el futuro. Has hecho un libro con fotografías del festival, lo descubriste en 2012, ¿qué es lo que te motivó a no bajar la cámara en tres días? En primer lugar tengo que decir que si hubiera sabido de antemano el estrés que supondría hacer el libro además de mi trabajo como fotógrafo, no lo hubiera hecho. Fui al festival en 2012 y 2013 y estaba tan fascinado por el colorido de esta comunidad que durante seis días sólo dejé la cámara para dormir y ducharme. Soy fotógrafo porque puedo contar las historias así mejor que escritas y en Wheels and Waves pasan cada segundo docenas de historias ante la cámara, tantas que es muy difícil capturar todas. Al principio no pensé en un libro. En 2013 durante el camino de ida hacia allí no podía esperar para tomar fotos. La idea del libro me vino durante el evento de ese año. Quería mostrar mucho más que fotos de motocicletas, éstas se ven perfectamente en todas las revistas. Dices que el blanco y negro contiene todos los colores que necesitas, que enseñan más profundidad, ¿empezaste disparando en blanco y negro? cuéntanos tus inicios en la fotografía. Mis primeros años como fotógrafo fueron de todo menos un éxito. Antes fui músico y durante casi 20 años canté en diferentes bandas. Inicialmente solo rock, más tarde rock con influencias de punk rock y todo lo que se dejaba mezclar de alguna forma. Cuando llegué a la fotografía, lo fotografiaba todo pero sin concepto. Con los años llegó la experiencia con el tratamiento de la luz y la sombra, un montón de ideas que reflejan lo que hoy hago. El blanco y negro es un modo de expresión, en color la foto tiene un significado diferente. Sin embargo, también hago fotos en color. Cuando firmé el contrato para la galería en 2011, comencé a pensar más, a ver las cosas de manera diferente y en última instancia a cambiar mi forma de fotografiar. La galería y los coleccionistas tienen unas expectativas muy altas. Si esto es bueno para mi trabajo fotográfico, aún está por ver. En cualquier caso, no es fácil ser un artista. Hay que pensárselo bien antes, y no solo por el aspecto económico, a mí me sale humo cada día de la cabeza planteándome qué es lo que debo fotografiar y cómo hacerlo. Sería más fácil sentarse en la caja registradora de la ferretería y luego encender el televisor. Pero lo fácil lo puede hacer cualquiera, por eso soy fotógrafo.

muestra culturismo puro. Al espectador le dejo la interpretación. ¿Qué es la belleza? Eso es algo muy complejo, que no se puede fijar en aspectos externos. Me gusta cuando las personas que retrato miran directamente a la cámara. Esto me da una visión profunda, es un momento muy íntimo . ¿Necesitas pasar mucho tiempo con la persona que vas a retratar para saber lo que destacarás de ella o es algo que te llama la atención y te atrae de forma instantánea? Hace poco fotografié a Ville Valo de HIM en Helsinki. Es un ejemplo de persona que tiene veinticinco citas al día. Pero mi condición era que necesitábamos conocernos antes de sacar mi cámara. No puedo fotografiar a nadie impersonalmente en su intimidad. Estuvimos juntos diez horas y tomé dos fotos en la última media hora. Son dos fotografías muy personales de un muy sensible Ville Valo. Un encargo así es como visitar a un viejo amigo. Uno se toma un vino tinto y camina por la ciudad. Se cuentan cosas y en algún minuto llega el momento, pero no se puede obligar. Es un proceso. Cuéntanos sobre el proyecto German Feierlichkeit, ¿viene del deseo de mostrar lo heterogénea y dispar que puede llegar a resultar Alemania? Como alemán no es fácil definir mis raíces culturales y como berlinés mucho menos. Distinto es con los bávaros, ellos por lo menos tienen salchichas blancas y cerveza. La celebración alemana toma su cultura de celebración del aguaardiente. Seguro que algunas fotos pueden equipararse a una fiesta de vacaciones de primavera en un Cancún de doble moral, pero en su esencia el proyecto muestra a los alemanes como son: ¡Arriba las copas! En Psycho muestras esa parte de emociones a flor de piel del humano: euforia, locura, violencia, ¿te atraen esos sentimientos extremos, capturarlos en su máxima plenitud? Psycho es mi bebé. En ningún otro proyecto formé tanto parte de la acción como en este, de hecho para poder hacer las fotos me llevé incontables contusiones y magulladuras a casa. Pura adrenalina. Mucho sonido pshycobilly desde el escenario y el público formando lo que se espera en el pozo. Docenas de ‘psychos’ empujándose y tirándose al suelo unos a otros. La música volviéndose más rápida y el ambiente más agresivo. Y ahí estaba yo, en el medio, con mi Leica, me caí al suelo y recibí patadas en las costillas. Me puse de pie y llegó el puñetazo en la barriga, pero antes de caer pude hacer una foto. Me fui a casa destrozado con el pulso revolucionado. Eso es Psycho.

¿Cuántas cámaras tienes y cómo decides utilizar una u otra en función de lo que quieres fotografiar? Esta pregunta es muy fácil de responder. Uso dos cámaras, una de formato medio con película y una Leica M. Por lo general prefiero la Leica por su maniobrabilidad y su peso ligero. Las fotografías del libro las hice todas con la Leica.

De todos tus viajes, ¿qué país, ciudad o pueblo te ha llamado más la atención y te ha marcado para siempre? Hasta ahora el viaje más impresionante que he hecho ha sido el que hice solo en el Amazonas. Me fui en un pequeño barco con mi cámara en dirección a Manaus. Pasaba las noches en mi hamaca colgada entre unos árboles en la orilla. No hay nada mejor que despertar con el sonido de la selva.

En tu proyecto Einsen muestras a culturistas de forma muy personal, enfocándote más en sus miradas que en sus cuerpos, ¿qué aprendiste de ellos en cuanto al concepto de belleza? El proyecto Einsen

Nuestro próximo monotema es Silencio: ¿En qué situación te has quedado últimamente sin palabras? Estando en Colombia, alguien sostuvo un revólver frente a mi cámara, me quedé sin habla.

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