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Ensayos clínicos, ¿qué debes conocer?

La medicina se abre camino gracias a los excelentes especialistas e investigadores con los que contamos, pero también gracias a la generosidad de cientos de pacientes que deciden participar cada año en un ensayo clínico. En este reportaje hablamos de ellos con el doctor Javier Cortés, director de la Unidad de Cáncer de Mama del IOB Institute of Oncology Madrid-Barcelona, y con dos pacientes que han formado parte de diferentes estudios. Por Ana Vallejo oncología cuenta cada vez con más y mejores fármacos para hacer frente al cáncer. De hecho, el informe Las cifras del cáncer en España 2018 elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), pone de manifiesto que la supervivencia en pacientes oncológicos en nuestro país está aumentando gracias a actividades preventivas, a las campañas de diagnóstico precoz y, especialmente, a los avances terapéuticos que se han producido en los últimos años. Si bien es cierto que el impacto de los tratamientos en la supervivencia se reflejará más claramente en los datos de los próximos años, también lo es que las innovaciones terapéuticas están marcando la diferencia en muchos tipos de cáncer. En este sentido, los ensayos clínicos se presentan como una herramienta fundamental para probar estos nuevos medicamentos y evaluar su eficacia y seguridad cuando son administrados en los pacientes. Aunque, en general, la percepción social de los ensayos clínicos está cambiando, aún son muchas las personas que creen que solo acceden a ellos quienes no tienen ninguna otra opción de tratamiento. Aunque esto pueda ser cierto en algunos casos, muchos son los pacientes que entran en un ensayo clínico teniendo otra opción de tratamiento válida y eficaz para su tipo de cáncer. Este es el caso de Gema Martín, una paciente de cáncer de mama que participó en el ensayo clínico ALTTO. “En mi caso contaba con una alternativa buena, eficaz y segura, pero participé en el ensayo por varios motivos. Quería probar todas las opciones terapéuticas disponibles para mi tipo de cáncer y asegurarme de tomar todos los fármacos que pudiesen curarme o evitar recaídas, aunque eso supusiera tener más riesgo de efectos secundarios o de que estos fuesen desconocidos. Ya había tomado todos los medicamentos que me correspondían por protocolo. Eran tratamientos muy buenos que habían demostrado mucha eficacia (como trastuzumab)”. La ENSAYOS CLÍNICOS, ¿ QUÉ DEBES CONOCER?

En el momento en el que se desarrolló este estudio, ambos medicamentos (trastuzumab y lapatinib) estaban aprobados para tratar el cáncer de mama HER2 y el objetivo fundamental de la investigación era evaluar la eficacia de una terapia dual utilizando ambos de forma simultánea, en comparación con los tratamientos por separado. “Participando en ensayos clínicos puedo ayudar a desarrollar nuevos medicamentos que pueden ser buenos para mí, para mi familia o para otras personas en el futuro. Estoy muy agradecida a quienes participaron en el pasado en ensayos clínicos y que han hecho posible la aparición de fármacos que curan el cáncer que yo tuve. Si no participamos en esos ensayos, la medicina no avanza. Y la medicina es para nosotros”, asegura Gema. De la misma opinión es Javier Melero, paciente de amiloidosis AL, una enfermedad hematológica rara que desarrollan entre el 10 y 15 % de pacientes con mieloma múltiple, aunque también puede desarrollarse de manera independiente. Actualmente no hay ningún medicamento aprobado para tratar esta enfermedad y su pronóstico es grave. “El tratamiento que tenía era paliativo y no me garantizaba seguir viviendo, porque nadie sabía cómo tratar esta enfermedad. Cuando te dan 18 meses de vida y te enteras de que hay un ensayo clínico, intentas entrar de todas las formas posibles. No sentí ni inseguridad ni miedo porque yo no tenía nada que perder, aunque tampoco me tomé nunca mal el diagnóstico de mi enfermedad. Simplemente intenté buscar soluciones y salir adelante”, explica Javier.

Cada fase, un objetivo En general, los ensayos clínicos se pueden desarrollar en fase preclínica (investigación con animales) o en fase clínica (investigación con pacientes). Existen tres fases fundamentales para el ensayo de medicamentos con pacientes. “En los ensayos en fase I el objetivo es buscar la dosis óptima de un medicamento y su seguridad. Esto es así cuando el medicamento es nuevo, pero también hay ensayos en fase I donde lo que se busca es añadir un fármaco al tratamiento estándar; es decir, un compañero de viaje que optimice la eficacia del tratamiento que ya está aprobado. En los ensayos en fase II, el objetivo es saber si el fármaco es activo en un tipo concreto de tumor. En los estudios en fase III comparamos un nuevo fármaco o combinación de fármacos con el tratamiento estándar que puede recibir cualquier paciente. Gracias a estos ensayos clínicos los pacientes pueden optar a muy buenos tratamientos que en muchos casos tardarán años en estar aprobados”, explica el doctor Javier Cortés, director de la Unidad de Cáncer de Mama del IOB Institute of Oncology Madrid-Barcelona.

Precisamente con el fin de conocer los efectos que el medicamento probado puede tener, las condiciones de seguridad son muy altas e incluyen pruebas de seguimiento y controles más exhaustivos que en condiciones normales, tanto durante el ensayo clínico como después de que este haya concluido para evaluar los efectos secundarios a largo plazo. “Los estudios clínicos tienen unas condiciones de seguridad muy buenas y se monitoriza al paciente para saber lo que le ocurre en todo momento”. A Gema el aumento en el número de controles le hacía sentir más segura. “Yo me sentía mucho más tranquila cuando el control y seguimiento de mi enfermedad era mayor, porque siento que si tengo una recaída la pueden coger a tiempo. Siento que la enfermedad está más controlada. Así que, en general, prefería que me hiciesen más pruebas. Eso sí, una de las pruebas me la hacían con mucha frecuencia y no me gustaba nada. Era una prueba de medicina nuclear del corazón para ver los posibles efectos secundarios del medicamento y era muy larga e incómoda. Además, al no tener que ver con mi enfermedad, sino con los posibles efectos adversos, era una prueba que no me interesaba tanto como otras que sí podían darme pistas de cómo estaba el cáncer, que era lo que más me preocupaba en ese momento”, asegura Gema.

Los resultados Cuando un paciente entra en un ensayo clínico, tanto el médico como el paciente tienen la esperanza de lograr los mejores resultados posibles. De hecho son las noticias positivas son las que llenan las páginas de los periódicos y las revistas informando sobre los avances que está experimentando la ciencia. Sin embargo, y aunque pueda parecer sorprendente, los resultados negativos también pueden suponer un punto de inflexión tanto para la ciencia como, lo que es más importante, para los pacientes y, por ello, estos resultados también deben ser publicados. Tanto el ensayo en el que participó Gema como el de Javier no obtuvieron los resultados esperados. La combinación de lapatinib y trastuzumab no demostró beneficio añadido en relación a la terapia adyuvante estándar (trastuzumab). En el caso de Javier, el ensayo clínico se cerró y el medicamento no fue aprobado para el tratamiento de la amiloidosis AL. “Si hubiera conocido estos resultados habría tomado la misma decisión de entrar en el ensayo clínico. Es necesario que haya investigación para conocer más la enfermedad y los posibles tratamientos y yo ya lo tenía todo perdido. Hay médicos que me han dicho ‘¡no te imaginas lo que hemos aprendido contigo!’. Aunque nosotros no hayamos tenido

suerte, lo que se ha aprendido con ello puede ayudar a otros y, por eso, volvería a tomar la misma decisión. Por otra parte, a pesar de los malos resultados en el ensayo, yo he notado una mejoría enorme. A mí me ha cambiado la vida. Antes casi no podía moverme, no salía de la cama porque no tenía fuerzas. Ahora tengo mis limitaciones y mis dolores, pero soy totalmente autónomo. El beneficio para mí ha sido muy grande”, asegura Javier. Gema coincide con Javier en que “la investigación avanza gracias a los pacientes. Nosotros tenemos acceso a medicamentos porque otros antes han sido generosos y han participado en ensayos clínicos y, además, puedes beneficiarte de nuevos medicamentos que pueden ser eficaces y que tardarán mucho tiempo en ser aprobados”, explica.

Al servicio del paciente Como asegura el doctor Cortés, “no hay que olvidar que los ensayos clínicos son herramientas que siempre deben estar al servicio del paciente. Tienen muchos beneficios también para el Sistema Nacional de Salud (SNS), como el hecho de que los ensayos y los tratamientos son gratuitos para los pacientes, para Sanidad y para las aseguradoras, pero más allá del coste o de los resultados, siempre es un servicio para el paciente y su bienestar es lo único que debe primar. Los pacientes no deben tener miedo a pedir segundas opiniones. A veces hay dos ensayos clínicos que pueden ser válidos para el mismo paciente y quizá uno sea más adecuado que otro. En ningún caso pedir una segunda opinión es una falta de confianza a nuestro médico. Yo les animo a que lo hagan”, explica. Preguntar y recibir toda la información necesaria es fundamental en cualquier estadío de la enfermedad, pero lo es, aún más, en fases de investigación y, al igual que la segunda opinión, es un derecho de los pacientes. Antes de entrar en un ensayo clínico recibirás el famoso consentimiento informado, un documento en el que se explica al detalle en qué consiste la investigación y cuáles son los posibles riesgos. Debe estar redactado de manera fácilmente comprensible para cualquier persona ajena al ámbito sanitario. Sin embargo, es posible que los términos médicos utilizados hagan

“Si hubiera conocido estos resultados habría tomado la misma decisión de entrar en el ensayo clínico. Es necesario que haya investigación para conocer más la enfermedad y los posibles tratamientos y yo ya lo tenía todo perdido” PRIMERA UNIDAD EN ESPAÑA DE INVESTIGACIÓN ESPECÍFICA EN CÁNCER DE MAMA España ocupa los primeros lugares de la lista en cuanto al nivel de la oncología médica. Muchos son los médicos españoles que son referencia a nivel mundial en distintos tipos de cáncer. El cáncer de mama es uno de ellos y la creación de la primera unidad en España de investigación específica en cáncer de mama contribuirá a hacer que siga siendo una referencia. Esta unidad que el IOB Institute of Oncology abrirá en el Hospital RUBER Internacional estará dirigida por el doctor Javier Cortés. “Tanto el personal médico como el de enfermería y el resto de empleados estará dedicado únicamente al cáncer de mama. En España hay muchas y muy buenas unidades de investigación, pero esta será la primera dedicada únicamente a este tipo de tumor”, explica el Dr. Cortés.

difícil de entender su contenido. Por ello, este documento nunca debe sustituir una o varias conversaciones con el equipo médico. “El verdadero consentimiento informado es una conversación pausada con el médico y dedicando el tiempo que el paciente necesite. Es ahí donde realmente entenderá en qué consiste el ensayo y cuáles son los riesgos y los beneficios con un lenguaje comprensible. Ningún papel puede sustituir esa conversación, pero el paciente debe llevarse la información por escrito y preguntar todas las dudas que tenga en la siguiente consulta”, afirma el doctor Cortés. Tanto para Gema como para Javier la información que recibieron fue suficiente y estuvieron informados en todo momento de los detalles de la investigación. “El médico me lo explicó muy bien, tanto él como el personal de enfermería. Leí el consentimiento informado delante de mi médico y él me iba aclarando todo lo que no entendía”, asegura Javier. Tampoco hay que olvidar que la participación en un ensayo clínico es algo voluntario y aunque decidas entrar y firmes el consentimiento informado, tienes derecho a salir del ensayo clínico cuando lo consideres oportuno sin que ello afecte a la atención que recibas después.