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El mejor de los regalos: tiempo para ti

Por Valérie Dana

La meditación está en boca de muchos. Suele relacionarse con el yoga, aunque no tenga nada que ver. Los que la practican están entusiasmados, sin embargo esta costumbre todavía asusta a mucha gente. Como siempre, el desconocimiento tiene parte de culpa. Solo parte, porque no queremos hacer el esfuerzo de dedicarnos tiempo, aunque sean algunos minutos para olvidarnos de lo que nos rodea, tan inmersos como estamos en la vorágine diaria. ¡Qué error! Este tiempo a solas con nosotros mismos nos puede cambiar la vida. Puede calmarnos en los momentos más agitados.

Naiara Etxeberria Gómez

Naiara Etxeberria Gómez

Foto Cecile, Yoga and Photo

“La meditación te ayuda a simplificar y a estar conectado con uno mismo. Eso libera, y a la vez empodera, a la persona”

¿En qué consiste la meditación?

Naiara Etxeberria Gómez, profesora de Raja Yoga y Hatha Vinyasa Yoga y de meditación, me explica que se trata de un estado y no de una técnica. “Un estado de no mente, de no identificación. Para llegar a él debemos trabajar la concentración a través de diferentes técnicas que permiten potenciarla a distintos niveles”.

Como todo en la vida, hay que poner de nuestra parte y dedicarle tiempo. Este tiempo que tanto nos falta. Pero, de verdad, ¿nos falta? ¿O estamos tan inmersos en la locura diaria que nos olvidamos de lo más importante, es decir, de nosotros mismos?

La práctica de la meditación tiene la ventaja de que cualquiera puede realizarla, tanto adultos como niños. “Solo requiere ponerle voluntad y tiempo”, puntualiza Naiara. En varios colegios se está enseñando a los peques y nosotros mismos podemos acompañar a nuestros hijos a través de aplicaciones como Petit Bambou, por ejemplo. Esta aplicación para adultos propone un espacio dedicado a los más jóvenes. En ambos casos es un plus para las personas que necesitan a alguien que les guíe porque no pueden acudir a un centro.

Diferentes tipos de meditación

No existe un solo tipo de meditación. Que los que han leído “Meditación en silencio”, de Pablo d’Ors, no se asusten, pero no hace falta estar horas en silencio. Él mismo me explicó hace años que existen dos tipos de meditación: reflexiva y pasiva. Dentro de esta última, encontramos la meditación budista y la cristiana, ambas de cepa religiosa. Luego está la versión laica, el mindfulness, que se fundamenta en estas tradiciones.

“Meditar es soltar la alerta permanente y crear una escucha real”

Foto Sharon McCutcheon Unsplash

No valen las excusas

Existen diferentes métodos, porque todos somos diferentes. Tenemos que buscar el momento que mejor nos conviene y, si no lo encontramos no importa porque podemos meditar en cualquier sitio y postura. Sí, así es. Siento decepcionar a los que buscaban la excusa del tiempo o del lugar… ¡No vale!

Naiara abunda en este sentido explicándome que “el trabajo de concentración puede hacerse en cualquier momento del día, lo cual es muy beneficioso. Es todo un arte reconectar con uno mismo cuando se está sobreestimulado por acciones externas, y resulta ser una gran medicina hoy en día. Pero, si se va a buscar tiempo para entrar en el proceso de llegar a la meditación, en mi opinión, es mejor tratar de encontrar un espacio íntimo, protegido de alguna manera, que no por ello tiene por qué ser solitario. En cuanto al lugar, podemos trabajar la concentración en cualquier sitio, incluso cuando cocinamos, comemos, etc. Pero para la meditación tenemos que situarnos en una postura firme y erguida, puede ser sentado en una silla, si estar sobre el suelo o sobre un cojín nos incomoda, pero la espalda debe estar sin apoyar si es posible”.

Mejorar nuestro día a día

Las personas que practican de manera regular la meditación abordan el día a día de una forma más apacible. Está demostrado que permite que nos sintamos más serenos, aceptando nuestras debilidades pero también nuestra fortaleza. Nos ayuda a concentrarnos y, sobre todo, a estar más presentes.

“Todo lo que vamos aprendiendo en el proceso a la meditación es de gran ayuda en nuestra vida cotidiana. Nos hemos vuelto maestras y maestros en estar en cinco cosas a la vez, y eso, en verdad, es no estar en ninguna. Somos expertos en enlazar un pensamiento con otro, pensamientos que traen consigo muy diferentes tipos de emociones. E incluso cuando estamos viviendo una emoción con intensidad, la alimentamos con más pensamientos, muchos de ellos creados solo para intensificar esa emoción. ¿Cómo terminamos el día? ¡Agotados!”, me cuenta Naiara que sigue apuntando que “lo que mejora la meditación en el día a día es que nos enseña a “reservar” un espacio para las emociones y los pensamientos que las sostienen”. Tener la capacidad de vivir la emoción como un proceso, pero sin identificarnos. Nos enseña a estar más conectados con nuestra esencia, soltar todo rol o papel, y escuchar lo que nuestra propia conciencia nos expresa. Aprendemos a vivir en el momento y a tener así un espacio íntimo con uno mismo para escucharnos, sentirnos, observarnos, reconocernos, aceptarnos y descubrir qué acciones nos dirigen a nuestra propia felicidad y a un sentimiento de plenitud, de conexión. Resumiéndolo mucho, la meditación nos ayuda a simplificar y a estar conectado con uno mismo. Eso libera, y a la vez empodera, a la persona.

Foto Pablo Gil

¿En casa o en sesiones en grupo?

La falta de tiempo o de dinero puede ser un impedimento a la hora de practicar la meditación en un centro especializado. Pero, ¿es necesario acudir a sesiones en grupo? Como hemos visto, existen varias apps que permiten practicar desde casa.

Para Naiara, “esto depende de la naturaleza de la persona y del momento en el que esté. Se puede meditar solo en casa, por supuesto, pero si te cuesta ponerte a ello, la guía de una persona y el acompañamiento de la energía de un grupo puede ser una bonita forma de empezar. En mi opinión personal, también tiene que haber una práctica íntima y personal, estando a solas con uno mismo.

Me cuenta que empezó a practicar yoga en casa con libros, porque en aquella época no había muchos centros de yoga en su ciudad y los horarios no eran compatibles con sus horarios laborales. Pero cuando por fin pudo acudir a clases y compartirlo con otras personas, experimentó un salto enorme. “Creo, me dice, que la energía grupal puede dar un buen acompañamiento y avance, y tener la rutina de una meditación sin estímulos externos, en la intimidad, puede suponer la integración”.

“Más allá de sus beneficios, meditar es también una forma de dedicarnos un tiempo exclusivamente para nosotros”

Superar las dificultades

Otra excusa para no practicar es pensar “todo me duele”, “no puedo tener la mente en blanco”. Son frases que se suelen escuchar cuando se empieza a meditar. ¿Es normal tener la mente y el cuerpo siempre en alerta? ¿La meditación no es lidiar justamente con lo que nos ocupa la mente?

Como lo aclara Naiara, “vivimos en una sociedad llena de estímulos y prisas. Estamos en estado de alerta permanente. Si en una sala suena un móvil, lo primero que hacemos es mirar el nuestro. El proceso de meditación es justamente para eso, para evitar la alerta permanente y crear una escucha real.

Frases como las que mencionaba antes solo son resistencias, y te llevan a buscar todo tipo de excusas. Por supuesto, soy de las que sienten que hay que poner de nuestra parte para tener un cuerpo fuerte y flexible, en la medida que sea posible, y alimentarlo con ejercicio, buenos alimentos y pensamientos positivos y empoderadores.

En cuanto a no poder quedarse quieta, realmente, ¿no ha habido ni 7 segundos seguidos en los que lo estuvieras? Seguro que sí... Pues ya irás aumentando ese tiempo.

Si te duele todo, debes preguntarte, ¿todo, realmente? ¿Hay alguna parte del cuerpo que no te duela? Si cambias de postura, ¿no se alivia la intensidad?

El propósito del proceso hacia la meditación no es poner la mente en blanco. Más bien se trata de poner la atención en la respiración y seguirla al menos a ratos.

Cuando hay resistencias, solo se ven las dificultades. Quizá la manera de ir más allá de ellas y transformarlas es teniendo presente el propósito principal. ¿Qué es lo que te ha motivado a empezar a meditar? Más allá de sus beneficios, meditar es también una forma de dedicarnos un tiempo exclusivamente para nosotros.

Naiara Etxeberria Gómez

Naiara Etxeberria Gómez

Foto Juan José Labarca

“El propósito del proceso hacia la meditación no es poner la mente en blanco”

Meditar buscando un propósito propio

“Sin duda, el propósito final de cada persona es sentirse bien -concluye Naiara-, conectado con uno mismo y feliz. Pero eso quizá venga primero durante el proceso de una enfermedad, o superando una época de estrés o sintiendo el cuerpo más fuerte y flexible. Al final, muchos descubren que el proceso les lleva a algo más profundo, que es estar conectados con el Ser Supremo, Dios, el Universo, la Fuente, podemos darle muchos nombres…”.

Dedicarse tiempo, mimarse a diario, podría ser la razón perfecta para meditar. El tiempo pasa y no vuelve. Estar más presentes en nuestra vida para ser conscientes de cada momento es el mejor regalo que nos podemos hacer.