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Microbiota: las bacterias que velan por nuestra salud 

Por Ana Martín Rubio

A lo largo de la vida nos vamos enfrentando a situaciones y circunstancias, tanto internas como externas, que hacen que nuestro organismo presente ciertos desequilibrios, y esto repercute en nuestra salud.

Tras un periodo de estrés, después de una enfermedad, al finalizar un tratamiento farmacológico o simplemente según vamos envejeciendo, es habitual que nuestro cuerpo se resienta y tenga que hacer frente a desequilibrios que suelen ir unidos a un mal funcionamiento de nuestro organismo. En este contexto, desempeña un papel incuestionable el microbioma o, lo que es lo mismo, el conjunto de bacterias que colonizan la piel, el aparato digestivo, incluida la boca, y el aparato genital. En conjunto estaríamos hablando de más de 100 millones de bacterias que superan las 300 especies diferentes. Ana Moreno Cerro, especialista en Inmunología Clínica, explica que, en situaciones normales, “la superficie del cuerpo humano y las cavidades que están conectadas con el exterior están pobladas por una gran cantidad de microorganismos que son necesarios para el buen funcionamiento de nuestro organismo”. Esta experta indica que el microbioma está formado por hongos, protozoos y virus que, al interactuar con nuestro cuerpo, crean una relación de simbiosis o, dicho de otro modo, “una asociación de organismos de especies diferentes que se benefician mutuamente en su desarrollo vital”, apunta. Sin embargo, cuando en lugar de esta simbiosis o equilibrio se produce una disbiosis o alteración en la composición o función de los microorganismos que constituyen nuestra microbiota, esta se resiente y presenta disfunciones que afectan a nuestra salud. En este sentido, Moreno aclara que es en el intestino grueso donde se aloja la mayor parte de estas bacterias, lo que explica que la microbiota intestinal sea una de las más estudiadas a día de hoy, además de tener “un papel importante en la salud y en la enfermedad, pues sus funciones más conocidas están relacionadas con la nutrición y la inmunidad”, señala. Como dato interesante que tener en cuenta, añade que “cada persona tiene en su intestino un conjunto de microorganismos o una microbiota diferente que el resto de las personas, e incluso en un mismo individuo el patrón de la microbiota también difiere en los diferentes tramos del aparato digestivo”. Y todo ello sin olvidar que “hay muchos factores externos que hacen que el patrón de la microbiota varíe, como son la dieta, el estilo de vida, la higiene o la ingesta de antibióticos, entre otros”, puntualiza. Por todo esto, el estudio de la microbiota se convierte en un universo infinito del que cada vez sabemos un poco más, pero del que aún nos queda mucho por descubrir.

El presidente de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP), el Dr. Guillermo Álvarez Calatayud, aclara que esta disbiosis o alteración de la microbiota “se ha asociado con más de trescientas enfermedades de todo tipo” y destaca que el mantenimiento de una microbiota sana tiene una función más preventiva que curativa de enfermedades infecciosas, alérgicas y digestivas, entre otras, al fortalecer nuestro sistema inmunitario.

EJE DE LA MICROBIOTA Y EL SISTEMA INMUNITARIO

El eje microbiota-sistema inmunitario es, sin lugar a dudas, uno de los pilares de la relación entre la microbiota y nuestro organismo. Se trata de una relación en la que se atribuye a la microbiota una capacidad especial para influir en nuestro sistema inmunitario, tanto en su desarrollo como en su función: “En el desarrollo porque desde que nacemos, y a lo largo de nuestra vida, entraremos en contacto con miles de microorganismos y nuestro sistema inmunitario tiene que distinguir qué agentes ambientales son malos, como por ejemplo los contaminantes o microorganismos patógenos, y cuáles son buenos, como es el caso de la microbiota intestinal o las proteínas de la dieta”, explica Moreno.

Sobre el impacto de la microbiota en el funcionamiento del sistema inmunitario, esta especialista aclara que engloba tareas importantes como “evitar que crezcan demasiadas bacterias en el intestino y lograr que permanezcan ahí y no pasen a la sangre”. Asimismo añade que “con el envejecimiento se produce también un deterioro de la microbiota que conduce a un peor funcionamiento del sistema inmunitario. Al igual que ocurre en ciertas enfermedades inflamatorias y autoinmunitarias, hay una alteración del sistema inmunitario que se ha relacionado con cambios en los microorganismos del intestino, es decir, con un desequilibrio de la microbiota”.

Pero ¿cómo se puede mantener el equilibrio de nuestra microbiota? Respecto a esta cuestión, el Dr. Álvarez Calatayud hace las siguientes recomendaciones: “una dieta equilibrada en todas las edades, desde el lactante hasta el anciano, junto con un estilo de vida saludable (ejercicio físico, ingesta moderada de alcohol, ausencia de hábito tabáquico, etc.), puede ayudar a tener una microbiota intestinal equilibrada”. Este experto reitera que el desarrollo de nuestra microbiota comienza en el momento en que nacemos, “y la promoción de la lactancia materna tiene un papel esencial. Pero tenemos que cuidarla toda la vida con una dieta adecuada, aunque hay situaciones de enfermedad o estrés en las que es necesario suplementarla con probióticos y prebióticos”.

Prebióticos:

Sustancias que sirven de sustrato a la microbiota, de alimento a ciertos microorganismos de esta, y producen un beneficio para la salud. Los prebióticos favorecen la existencia de una buena microbiota, como el compuesto por lactobacilos o bifidobacterias. Los preparados comercializados de prebióticos contienen lactulosa, inulina, fructooligosacáridos, etc., sustancias que también están en alimentos como la fruta, las verduras, los frutos secos, los cereales, la leche o las legumbres.

Probióticos:

Productos comercializados que contienen diversos tipos de bacterias (por ejemplo, lactobacilos) y levaduras. Científicamente se ha demostrado la eficacia de los probióticos en algunas afecciones como la diarrea aguda y la asociada a antibióticos, la mala digestión de la lactosa o el cólico del lactante.

Simbióticos:

Productos que contienen al menos un probiótico y un prebiótico. Un ejemplo de ello es la combinación de lactobacilos o bifidobacterias con fructooligosacáridos.

DIETA Y MICROBIOTA

Otro de los ejes fundamentales entre nuestro cuerpo y la microbiota es el que conecta la dieta con la composición de la microbiota de cada individuo. A lo largo de los años son muchos los estudios que han analizado la relación entre la dieta y su capacidad para mantener un buen equilibrio en la microbiota. Sin ir más lejos, en 2020 la revista Nutrición Hospitalaria se hizo eco de un estudio que analizaba el impacto de la dieta y la microbiota en la salud y en el que también participó Álvarez Calatayud.

Este estudio puso de manifiesto cómo lo que comemos influye de manera significativa en la estructura de nuestra microbiota. Para llegar a esta conclusión, los investigadores recopilaron datos de trabajos que analizaron el impacto de la dieta en poblaciones de distinta procedencia. Una de las principales conclusiones fue que, mientras que en las sociedades industrializadas en que predomina el consumo de alimentos proteicos y grasos, con un elevado contenido energético, se observó un predominio de bacteroides en el análisis fecal de los participantes, en las sociedades agrarias con una dieta rica en carbohidratos complejos, fibra y proteína no animal se observó una microbiota mucho más diversa y rica, con predominio de bacterias Prevotella, que son las adaptadas para recuperar la energía y los nutrientes de alimentos ricos en fibra vegetal. Según una de las conclusiones de dicho estudio, la disminución del consumo de fibra se ha relacionado con la variabilidad de patrones en la composición de la microbiota. De esta manera se ha podido comprobar que la pérdida de diversidad microbiana vinculada a los malos hábitos alimentarios más propios de las sociedades industrializadas podría estar asociada a un aumento de enfermedades crónicas. Los autores de este trabajo explican cómo la modulación de la microbiota intestinal a través de la intervención dietética se ha convertido en una estrategia terapéutica y preventiva emergente para muchas enfermedades. En su opinión, los probióticos y prebióticos son también efectivos para alcanzar esta diversidad de las bacterias beneficiosas que finalmente conducirá a situaciones más saludables.

WORKSHOP SEMIPYP 2022: TEMAS Y NOVEDADES

La creciente relevancia que está adquiriendo el estudio de la microbiota humana se ha reflejado en la asistencia de profesionales al XIII workshop de la SEMIPyP que se ha celebrado en Valencia entre los días  y  de junio de 2022 . Más de 00 profesionales de diferentes disciplinas sanitarias se dieron cita en este evento para profundizar en la actualidad que versa sobre el universo de la microbiota. Tal y como explica su presidente, el Dr. Álvarez Calatayud, esta reunión ha seguido la estela de las anteriores “presentando los últimos avances científicos sobre la microbiota y su aplicación a la práctica clínica habitual con el uso de probióticos y prebióticos. Haciéndose eco de temas que empiezan a sonar con fuerza en la comunidad científica, en esta reunión se analizaron cuestiones tan relevantes como el papel de la microbiota en pediatría, que fue objeto de una mesa de debate que ocupó un espacio considerable en este evento. Los expertos participantes pusieron de manifiesto la importancia de los primeros años de vida de un niño en la construcción de la base de una microbiota equilibrada que posteriormente cumpla su objetivo a lo largo de la vida: proteger de determinadas enfermedades. Los expertos que allí se dieron cita insistieron en el hecho de que está demostrado que adquirir o conservar un equilibrio de la microbiota, tanto en su composición como en su metabolismo, está asociado con un menor riesgo de padecer un gran número de enfermedades. En este contexto se destacó la existencia de numerosos estudios que evidencian ya la asociación entre enfermedades inmunitarias, como pueden ser la celiaquía, la diabetes mellitus tipo  o enfermedades alérgicas, entre otras, y la microbiota intestinal. Dentro del espacio dedicado a la población pediátrica, también se destacó el papel de la lactancia materna como elemento favorecedor para el desarrollo de la microbiota en las primeras etapas de la vida, señalando también que no hay que olvidar que la alimentación de la madre durante el periodo de lactancia es un aspecto que cuidar. Otro de los temas que acaparó la atención de los asistentes fue el papel de la microbiota y los probióticos en la enfermedad viral respiratoria y, en general, en el eje intestino-pulmón. En la ponencia dedicada a este tema se puso sobre la mesa la presencia de una enfermedad viral cada vez más frecuente en la sociedad, con graves consecuencias para la salud propiciadas por la aparición de nuevos virus que son difíciles de tratar, como ha sido el caso del SARS-CoV-2 . Factores como la edad, una alimentación inadecuada, la presencia de comorbilidades y sus tratamientos o el uso indiscriminado de antibióticos, entre otras cuestiones, producen un desequilibrio y también alteraciones en los principales ejes de funcionamiento de nuestro organismo que dependen de la microbiota intestinal, como es el caso del eje intestino-pulmón. A modo de conclusión, se destacó la eficacia probada científicamente de los probióticos en este contexto por sus efectos antiinflamatorios e inmunoestimulantes y sus beneficios en el caso concreto de personas con riesgo de contraer una infección grave por SARS-CoV-2 .

INFORMACIÓN Y DIVULGACIÓN

Durante este workshop de la SEMiPyP, se insistió una vez más en la importancia que tienen la información y la divulgación para aportar luz sobre un tema que, cada vez más, interesa no solo a los profesionales sanitarios, sino también a los pacientes y, por ende, a la sociedad en general.

Está demostrado que un equilibrio de la microbiota está asociado con un menor riesgo de padecer un gran número de enfermedades

Esta percepción ha hecho que, desde el año 2018, el 27 de junio sea el Día Mundial del microbioma, un día que aglutina actos diversos promovidos por instituciones nacionales e internacionales y cuyo objetivo no es otro que promover el concepto de que el mundo microbiano que nos rodea tiene elementos funcionales esenciales para nuestro organismo. Siguiendo con el objetivo de reforzar este aspecto, en marzo de 2022 se lanzó también el canal de televisión Microbiota TV, una iniciativa colaborativa entre la SEMIPyP y Medicina Televisión, una productora especializada en salud. Lo que se persigue con esta iniciativa no es otra cosa que presentar con rigor científico los datos más novedosos que se desprenden de investigaciones realizadas sobre el papel de la microbiota en la salud, así como del uso de prebióticos y probióticos, sin olvidarse de los consejos dirigidos a pacientes y la sociedad en general para contribuir al equilibrio de la microbiota en las diferentes etapas de la vida. Por ello, la SEMiPyP —una entidad multidisciplinaria sin ánimo de lucro en la que participan no solo médicos de todas las especialidades, sino también otros profesionales sanitarios como veterinarios, odontólogos, nutricionistas y enfermeros, entre otros— hace hincapié una vez más en su finalidad: fomentar y difundir el conocimiento científico sobre microbiota y su aplicación clínica, contribuir a que esta área sea una de las prioridades de formación de los profesionales sanitarios y mejorar la salud de la población.